lunes, marzo 19, 2007

Quizás no sea la primera vez que se cuenta, quizás se haya ya hablado mucho de la importancia de ser madre. Seguro que hay numerosas cartas en el cajón de aquel mueble del desván, cartas de otras mujeres a sus hijos, pero ésta es la tuya y seguramente vas a tener más.

Alguna vez, dije que tu nacimiento me agarró los pies a la tierra y elevó mi corazón al cielo, …

Jugué contigo como si fuese de tu misma edad, corriendo tras de ti y ayudándote a cometer travesuras mientras que aprendías… y así, me ayudaste a mantener viva la niña divertida y cariñosa que llevo dentro y adorna con su alegría cada instante del día.

Mi adolescente, te despides de la etapa infantil para dejar paso a la juventud y los descubrimientos que experimento son, si caben, más importantes todavía.

He aprendido, rememorándome, que todo adolescente pretende ser libre, que la sociedad no le gusta, que la vida deja de ser dulce, que el mundo hace ruido y que los padres, la familia y los profesores presionan..,que os insistimos en que seáis “personas de bien”, pretendiendo “inconcientemente”, que lo consigáis de la noche a la mañana y claro, pasamos a ser “enemigos”, “cómplices” de ese nuevo espacio que se os presenta y que queréis cambiar antes de pasar a forma parte de él. No queréis renunciar a ser niños y ya os sentís hombres… QUÉ DIFICULTAD!!!

Recordé aquellas lágrimas de desesperación, aquella incomprensión generalizada y mutua con mis mayores. Aquella fuerza, aquel entusiasmo y… la tristeza…

Hoy, he visto tus ojillos de almendra y caramelo, tan profundos como el mar, a gritos, en silencio o en llanto, pidiendo libertad

Rebelde y valiente, te adentras en el mundo que tanto duele, pidiendo amor, cariño y justicia, sin saber utilizar un nuevo lenguaje pues aún debes aprender a conjugar….

Ansiedad desmedida del niño perdido, del anciano fatigado que es obligado a caminar.

Manos grandes, generosas, de hombre de firmeza y empeño, semilla de fuerza viril, pequeño suplicante de consuelo, mutación del inevitable crecimiento.

Preciosa la mirada por la que apenas escapa el alma que impaciente espera un nuevo despertar.

Cabizbajo, a ratos arrogante, hombre que promete, niño que ha de perdurar.., madre que asombrada descubre cuánto aún tiene para entregar:

“Como explicarte mi vida, que hoy soy feliz porque tu estás.
Como hacerte llegar tantos años de intensa vida, si aún a ti te queda un largo trayecto por andar.
Como poder regalarte la esperanza que poseo, si hace tan sólo unos años que la pude hallar… y no es la mía la que te servirá..”

Mi joven promesa, a tus 13 años, cuánto llevas avanzado ya. .
La vida eres tu, y ni un ocho, ni un diez, ni un cuatro, cambiará lo que posees ya: corazón, talento, generosidad…
Sé como tengas que ser, vive como elijas vivir, yo así lo hice… y no me arrepiento.
Dios sabe, que no puedo decir abiertamente “me arrepiento de…”, porque lo que decidí, al principio con poca conciencia y mucha ignorancia, más tarde con el bagaje de los errores, todo, me llevó a ti y a la felicidad que siento cada día…

Te acompañaré toda el tiempo que mis años lo permitan, estaré cerca para abrazarte en cada error, para felicitarte y alegrarme contigo en todas tus conquistas.
Dejaré la puerta abierta, el fuego encendido, la casa iluminada… porque nada impedirá que seas hombre, nada, no temas.

Uno de los grandes secretos de la vida, es aprender a despedirse del pasado, renovarse y alegremente, dar la bienvenida a lo nuevo que nos trae cada amanecer.

Porque a tu existencia debo el haber aprendido a ser mujer… Te quiere incondicionalmente…




















11 Comments:

Blogger Ana María said...

Querida Sarsillo:
He llorado leyendo tu carta, porque además de ser una hermosa carta me ha llegado directamente al corazón.Yo sé que tu sientes lo que dices, pero yo sé también que seria muy dificil si tuvieras que cumplirlo.Me refiero a que tu no le acompañases, a que tu no estuvieras en su vida y a que eso fuera lo que el hubiera elegido.Es cierto que le querrias incondicionalmente,pero a la vida le pedirias, quererte un poco más a ti misma.
Pero va a ser como tu deseas, un hombre estrupendo, seguro de si mismo y orgulloso de tener una madre como tu.
Te lo deseo de corazón
Atlantica.

6:08 p. m.  
Blogger Camilo said...

Es tan clara y tan exacta que no encuentro nada que añadir. Quizá el rumor del mar pueda contestar a tu carta; yo no puedo. Quizá una mirada o una sonrisa o la brisa rizando las olas. Quizá el atardecer o los gritos de los niños en el parque. Yo te doy mi reconocimiento.
Mis hijos tuvieron 13 años. Ahí empieza la adolescencia, la etapa del encuentro de sí mismos como seres sociales y del descubrimiento del otro género. Los llantos, las inseguridades y nosotros sólo les podemos dar el regazo, mientras lo admitan.
Nosotros vemos su mentón pa'cá, la nariz pa'llá, los granos, los morros, la pelusa, pero por dentro es màs. Ahora es el momento de aprender a situarse en el mundo. Prepárate a oir música que desconocías y a lavar ropa que nunca hubieras supuesto. Y a charlar sobre tantas cosas... Que lo disfrutes.

6:22 p. m.  
Blogger pensando con el corazon said...

Atlántica: Gracias querida amiga

Camilo: Qué razón tienes!!! Ya oigo música que te sorprendería... pero digo oigo porque en realidad ni me atrevo a escucharla Qué horror!!!! Es q yo soy muy de mi época.. Te explico, tengo un amigo que es músico, y bueno de verdad, pues sabes como me llama? "La cateta musical!!" y es que aunque tiene mi edad... pues es muy moderno para mi, qué quieres que te diga!!!

Y lo de la ropa!!! Bueno, ese armario lleno de las camisas más bonitas... de los vaqueros de toda la vida.. y este niño que sólo piensa en la ropa de deporte!!!!!
Pero a todo esto me refería.. que tengo que pasar...

Gracias por esas palabras que siempre me resultan sumamente agradables, y gracias por leerme... UN BESO

Sarsillo

7:16 p. m.  
Blogger Ana María said...

no se si te ha llegado mi correo

7:45 p. m.  
Blogger Unknown said...

Los pájaros tienen que aprender a volar solos...

Al principio, les explicarás mil veces cómo tienen que hacer, y te escucharán atentamente...

Después te oirán sin escucharte, porque ya han empezado a volar...

Incluso, pasado un tiempo, puede que te digan que tú no sabes volar, que tienes que aprender a hacerlo correctamente...

No les puedes guiar el vuelo todo el tiempo... deben volar por sí mismos...

A volar, se aprende volando, con sus gracias, y sus desgracias...

Y, después de un tiempo, tan sólo serás capaz de observar su vuelo libre...

Aunque a tí te gustaría decirle cómo...

Pero tan sólo podrás observarlo, aunque lo hagas contínuamente...

Seguramente, como tú misma hiciste antes, cuando empezaste a volar, y eran otros los que te observaban...

Un abrazo, amiga... preciosa carta... he disfrutado enormemente leyéndola, aunque a veces me parecía que invadía un territorio que a otros pertenecía...

11:58 p. m.  
Blogger Nerim said...

Hola Sarsillo, que puedo añadir a lo ya comentado?. Mis hijos tuvieron 13 años y no es fácil ser padre de unos adolescentes.Todo se complica hasta lo más simple, su mundo les pertenece y no quieren intromisiones, pero aunque parezcan que no escuchan a los padres, si que lo hacen y aprenden de lo que ven y de lo que se les dice, pero aparentan indiferencia y ponen cara de hastío cuando volvemos a la carga.
Ellos se toman su tiempo y años más tarde vas viendo como se desenvuelven, como piensan y como actuan y te parece reconocer en ellos a alguien, les miras y sonries cuando sabes a quien te recuerdan, a ti misma o a su padre cuando erais jovenes y entonces te das cuenta de que si aprenden a veces más de lo que a uno le gustaría.
Preciosa carta.
Un beso
Nerim

6:36 p. m.  
Blogger zalakain said...

Un beso.

Yo creo que de los hijos debemos sobretodo aprender.

Sofía es y será mi maestra de vida. Lo que pueda aprender de mí -si algo hay- que sea por la mímesis del amor. Y espero que sepa rechazar lo que de mí no le guste.

Tu sentimiento es muy hermoso.

10:01 p. m.  
Blogger Le Mosquito said...

Cantó Serrat: "Fa vint anys que ten vint anys" (Disculpas por mi catalán macarrónico), la frase dice "hace veinte años que tengo veinte años". Mi niña hace trece años que tiene trece años, vaya, que va a cumplir los veinte y seis, uno detrás de otro. Los inevitables enfrentamientos empiezan, entre otros detalles, con las verduras. Tuve que inventar lechugas de oriente próximo, patatas de las mil y una noches, suspiros de hada (judías verdes) y tantos nombres imposibles para que comiese un poco de todo. Llega la adolescencia y esos "amables engaños" se vuelven en contra de uno, y de la credibilidad del hijo hacia los padres, y surgen nuevos conflictos, y todo se pone en duda pero... pero cuendo llega el momento en que la niña "hace trece años que tiene trece años" y se gana las habichuelas y vive feliz con su mozalbete, esos veinte y seis años te dicen GRACIAS con los ojos, con la palabra, con los brazos, con los besos... y entonces uno sabe que las verduras inventadas cumplieron con su objetivo, y que las negativas, secundadas por pataletas, por comprar ropas de marca e ilusiones imposibles, han hecho posible un presente sincero, confiado y lleno de amor.

9:24 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

muy bonita fot de la playa genial

11:51 a. m.  
Blogger Marlu said...

Apena puedo decir nada, mi hija tiene cinco años. De momento creo que lo estamos haciendo bien, y cunado llegue la adolescencia, espero que me pille más sabia y paciente.
Tu carta es muy bonita y reflexiva, espero que tu hijo lea el blog.
Yo ahora estoy en la época de disfrutar, y cuando llegue el futuro, ya veremos.
Besos.

8:43 p. m.  
Blogger BETTINA said...

Creo que es la carta más hermosa que se le puede escribir a un adolescente. Podría acotar mil cosas más, pero solo deseo llegar a escribir una carta como esa a mi diablillo de 4 años cuando llegue el momento.

2:58 p. m.  

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