Repeticiones
Tengo que plantearme nuevamente objetivos personales. Me veo alentando a los demás y por mi experiencia y miedo raíz, me encuentro en la tristeza. Nadie es responsable de ella, sólo yo, aunque es sensato pensar que no por esto es menos justificada.Cuando alguien, por inercia, tiende a estar en los demás, se olvida de uno mismo, y esto conlleva la inseguridad, el malestar general, la tristeza, el pesimismo y merma la posibilidad de que lo externo sea favorecedor para la ejecución de los proyectos. Reaparece la “desgana” y todo toma una dimensión estrecha y mediocre.El camino del encuentro, es realmente maravilloso si no nos olvidamos de seguir andando el camino de la autodependencia, el de uno mismo. Esta teoría, tan conocida en su planteamiento, es realmente difícil de llevar a cabo. Los seres humanos tendemos, desde nuestro nacimiento, a vivir de la energía de los que nos rodean, y “aprendemos” las pautas de comportamiento más idóneas para este fin dentro del seno de nuestra familia. Estas pautas nos acompañan de por vida, y hemos de averiguar, llegada la edad adulta, de cuando nuestra actitud es propiamente nuestra y cuando adquirida.En la relación de parejas, amigos, compañeros o familiares, esta “actitud vampirizadora” se proyecta en unos casos como charlas o silencios, siendo el malo o el bueno, comiendo o no, enfadándonos o estando alegres. En cualquier caso, todas ellas llevan implícito la necesidad de ser “atendidos” por los demás. No es difícil entender esto, nuestros hijos son un fiel ejemplo de cómo llegan a agotar todos nuestros recursos,, y aprenden, sin que apenas nos demos cuenta, cuales son nuestras debilidades y de qué manera atraer nuestra atención como si fuesen lo único en nuestras vidas, exigiendo la exclusividad de cariño y dedicación.Para averiguar el punto de partida de esta historia, es aconsejable activar la memoria y hacer un viaje por nuestra infancia y la de nuestros padres. En otras ocasiones, bastaría con reconocer que en cada momento del día, necesitamos “ser aceptado” “ser queridos” y “extrañados” “necesitados” por quien amamos, en resumen es la “necesidad de que nos acepten incluso en nuestros defectos”, porque es precisamente en ellos cuando tenemos dificultad para aceptarnos a nosotros mismos
1 Comments:
Quizá la failia nos impone esas pautas que seguimos a fin de ser aceptados. Claro que luego aprendemos a usarlas en nuestro beneficio en el grupo. Yo no le llamaría vampirismo sino instinto de adaptación.
Por otro lado, pienso que quizá el que nos acepten con nuestros defectos supone que nuestro "padre interno" nos acepta como somos. A quien se quiere se le acepta con los defectos y con las virtudes. Luego los defectos no son impedimento para que alguien sea querido. Realmente, cuando criticamos a los demás, estamos criticándonos a nosotros mismos o justificando nuestra animadversión hacia esa persona. Creo que oí por ahí algo como que los niños que son criticados de pequeños, luego critican a todo el mundo. ¿Será por eso?
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